Es sabido que involucrarse con alguien del trabajo puede ser complicado, pero ¿qué se hace cuando de verdad te gusta?
El otro día iba a la pega como un día común y corriente pensando en las cosas que tenía que hacer, las reuniones que se venían, los proyectos nuevos en los que tengo que aportar y de repente lo vi. Iba entrando por la recepción y sentí una mirada fuerte en mi espalda, me doy vuelta y era un chico extremadamente guapo esperando a alguien.
No le di mucha atención, pensé que era un cliente o alguien X, pero a la hora después entra a mi oficina, me mira detenidamente, me da la mano y me dice: “Hola mi nombre es Andrés y seré el encargado de evaluar los proyectos nuevos”.
Quedé helada y mi corazón se paró por un milisegundo, porque su cargo significaba que íbamos a tener que trabajar juntos todo el tiempo.
Ahora cuando voy a trabajar me acompaña un nervio en la guata, un nervio rico, y siento que pronto Andrés me va a invitar a salir porque ambos estamos solteros y sin compromisos. Igual me da un poco de susto aceptar y que las cosas entre nosotros se llegaran a complicar.
¿Qué creen ustedes: mejor continúo como la compañera de trabajo y si me invita a salir digo que no, o acepto sin preocupaciones? ¿Me arriesgo?