En una televisión llena de mujeres de mentira, aparece Tina Fey. Cualquiera que la mire puede encontrar en ella los rasgos de alguien a quien conocemos. No es una belleza clásica, aún siendo bonita. No es perfecta, pero de seguro hace las cosas muy bien.
Fey comenzó su carrera televisiva en Saturday Night Live, donde a poco andar se convirtió en la primera Head Writer mujer del programa en más de 30 años de historia. Su paso por las aulas de SNL no sólo fue detrás de las cámaras, ya que además incursionó en la conducción del microespacio de noticias falsas Weekend Update junto al comediante Jimmy Fallon. A SNL volvió personificando a Sarah Palin, con quien comparte un raro parecido físico.
Pero el salto definitivo de Fey vino con 30 Rock, una serie donde interpreta a Liz Lemon, quien tal como ella años atrás, es la jefa de los guionistas de un programa en vivo. Liz Lemon es Tina Fey en casi todas las formas posibles, aunque con algunos reparos. Mientras Fey está felizmente casada, Lemon ha tenido una serie de novios disfuncionales; Si Fey se convirtió en el sex symbol para muchos nerds, a Lemon la molestan sus compañeros de trabajo porque se viste como hombre y siempre tiene lechuga de su sandwich en el pelo.
Liz/Tina es del tipo de mujer que me gustaría tener de amiga. Es enrrollada, pero al mismo tiempo se ríe de sí misma todo el tiempo. Tiene problemas con hombres, pero no deja que sean el centro de su vida; quiere un novio, pero también quiere ver películas todo el día y comer pizza con la mano. Al final me cae bien porque es una mujer normal y no tiene ningún problema en aceptarlo, algo totalmente refrescante hoy en día, donde la gran mayoría sólo quiere ser perfecta y encajar en todos lados.
Tina cuida a su nerd interior y podrá salir en la portada de revistas como Vogue o Vanity Fair,- donde la entrevistan y la adoran-, podrá ser exitosa, ganar Emmys, recibir las mejores críticas, pero al final del día lo único que quieren Tina y Liz es llegar a la casa, ponerse pijama y comer queso echadas en la cama.