No importa si es tu canción favorita de todos los tiempos, el tema del momento o un clásico placer culpable. Porque cuando suena es como si te la estuvieran dedicando o si tú misma hubieses sido la compositora.
Esa canción que te pone feliz, te hace bailar como nunca y te infla el pecho de emoción. Esa que no puedes dejar de escuchar una y otra vez, porque no te aburre, al contrario, la podrías sentir vibrando en tus oídos eternamente.
Una de las mejores casualidades del mundo es cuando prendes la radio y ahí está, recién empezando, como si el dj te hubiese leído el pensamiento y quisiera sacarte la mayor de las sonrisas.