Protagonista de la trilogía literaria y fílmica “Millennium”, Lisbeth Salander es uno de los personajes femeninos con más onda en la historia. En su versión cinematográfica sueca es interpretada por Noomi Rapace, quien logra darle a este personaje un look y personalidad excepcional.
Hacker profesional, con una estética entre gótica y punk, muy pero muy delgada, con un cuerpo casi sin gracia, pelo corto – o gigantes moicanos- desordenada, llena de piercings, un tatuaje enorme que le cubre toda la espalda, tez blanca, fumadora empedernida, le atraen tanto los hombres como las mujeres; no responde al mítico estereotipo de mina que suele gustarnos. Sin embargo ella es fuerte- porque le ha tocado una vida dura- tiene una inteligencia de otro nivel, es ingeniosa, demasiado freak, pero además muy hermosa.
No le gusta entablar relaciones sociales, siente un odio patológico hacia los hombres que maltratan a las mujeres, de ahí el nombre del primer libro del escritor sueco Stieg Larsson, “Los hombres que no amaban a las mujeres”. Tiene series problemas con su padre, a quien trató de quemar vivo, por lo que debe vivir custodiada por un tutor, que más encima trata de abusar de ella.
Más allá de su rareza y su oscuro mundo, Lisbeth Salander me encanta porque gracias a su astucia y loca cabeza logra cumplir todos sus propósitos, además de tener una personalidad y unos cojones que cualquiera de nosotras querría.