Abandonar la vida tradicional para vivir de la tierra, de la naturaleza, viajando por el mundo con lo mínimo y a la suerte del destino, para algunos es un sueño alcanzable pero para otros no dejará de ser un deseo irrealizable, un discurso de la boca para afuera.
Siendo realista, quizás yo esté en el último grupo, quizás. Es una realidad que conocí de cerca y que de verdad admiro y me gustaría practicar, pero tengo cierto gusto por el éxito y, si bien no soy materialista, me he acostumbrado a los placeres de la vida tradicional.
Yo crecí alejada de la ciudad, donde ver estos grupos que se auto sustentan y viven en comunidad es más que normal, pero creo que por el solo hecho de comenzar a participar “del sistema” nos vamos entusiasmando y en la medida que obtenemos ciertas cosas con esfuerzo será muy difícil que nos desprendamos y nos lancemos a la vida.
Tengo un amigo yoguino que se fue con los puros pasajes a la India, pero era un “hijito de papá” muy ABC1 y nada de lo que tenía le había costado, así que dejarlo todo no era tan difícil.
Quizás es un prejuicio, pero a la mayoría de los neo hippies que conozco vienen de familias muy acomodadas, creo que para el resto -y me incluyo-, abandonar la vida tradicional, es un discurso de la boca para afuera.