Todas nos hemos encontrado en la vida con estos hombres que no quieren crecer. Tipos que dicen tener las cosas claras, pero a la hora de lo qué hubo, no cachan pa’ donde va la micro. Te chupan energía como una lapa y ni siquiera lo valoran.
Peter Pan u Homero Simpson, tienen un deseo enorme de que los demás cubran sus necesidades, que les den lo que piden y si no es así, se enojan. Su comportamiento sigue siendo el de un adolescente. Se quedaron detenidos en el tiempo.
De hecho, pueden parecer seguros de sí mismos, hasta arrogantes, pero en el fondo se sienten vulnerables, temerosos. Su actitud es de recibir y de pedir más que de dar, querer o hacer. Centrados en sí mismos: sus disgustos, sus problemas, su estrés, su excesivo trabajo, sus rollos, su sufrimiento. Disfrutan del éxito profesional u económico, no obstante, sienten que su vida no tiene la firmeza ni la estabilidad que les gustaría. Completamente insatisfechos, pero incapaces de solucionarlo.
Tipos divertidos, chispeantes, seductores, que te confunden porque piensas que a su lado todo será pura alegría de vivir. Cuando es todo lo contrario, tratan de evadir continuamente sus sentimientos; se refugian en fantasías imposibles de cumplir porque no han sido capaces de superar su pasado.
En el fondo, son hombres indecisos, inseguros y sobre todo, temen que no los amen. Tapan sus inseguridades con una máscara de seguridad y alegría ficticia. Viven escondiéndose detrás de fachadas y excusas; disimulan su incapacidad de madurar con juegos, pasatiempos, proyectos imposibles y aventuras amorosas.
Parecería que el único compromiso que asume Peter Pan es evitar todo el tiempo el compromiso emocional...