Siempre he sentido que pertenezco a la ciudad, totalmente acostumbrada a las cosas que pasan aquí. No me molestan las bocinas de los autos o ver miles de personas caminando apuradas por la calle. Al contrario, creo que me gusta el ruido de la ciudad y así siento que tiene vida.
De lo único que podría quejarme sería del metro, pero quién a estas alturas no se queja de eso. De lo demás, no tengo problemas, es más, creo que no podría vivir lejos de la ciudad.
No me imagino ni por nada del mundo viviendo en el campo, con menos comodidades y alejada de autos, edificios o tiendas. Con todo el respeto que me merece la gente que vive o pasa sus vacaciones en lugares así, yo simplemente no podría.
Barro, animales, bichos y estar alejada de la tecnología no es de mi total agrado, y menos tener que acostumbrarme a un lugar que no es mi hábitat normal.
Con esto, me acordé de un capítulo de “Sex and the City” donde Carrie va a la casa que tiene su novio Aidan en el campo. Su reacción cuando llegan no es de las mejores y se nota de lejos que no le gustó mucho. Es que una chica acostumbrada a estar toda su vida en la ciudad, no recibe de muy buena forma una invitación a un lugar más rústico.
Si es por ir a un sitio distinto, me quedo con la playa, donde también puedes encontrar algunos de los mismos lugares que están en ciudad y se hace algo más familiar.
¿Y ustedes, qué prefieren, ciudad o campo?