¿Te has fijado en lo rico que es que luego de estar todo el día en la playa con las características hawaianas, llegar a tu casa y ponerte los tan anhelados calcetines?
Yo sí, y es algo que me encanta. Sobre todo como a cierta hora; cuando la temperatura baja y se comienza a tener un poco de frío. Lo primero que pienso es en mis calcetines, casi sin importarme la arena que tengo entre mis dedos; llego a mi casa y me los pongo de inmediato.
Luego, me baño y hago todas esas cosas, pero no cambio el placer que siento cuando abrigo mis pies de la brisa marina.
Y tú? Tienes un pequeño gran placer?