Soy fanática de las series gringas, sobre todo de las comedias, de esas que duran media hora. Mi favorita de todos los tiempos es “Friends”, la he visto completa dos veces y todavía me río con todos los chistes. Estaba en eso cuando descubrí “Downton Abbey”, una serie británica de época, completamente diferente a todo lo que he visto.
Vi un capítulo y me enganché altiro. Es una serie de episodios largos donde la trama se desarrolla de manera tranquila y el guión es el protagonista absoluto, lleno de diálogos inteligentes y giros inesperados. Una vez que te metes en la historia, te atrapa y no puedes dejar de pensar qué va a pasar con los personajes.
La idea principal se basa en mostrar las vidas extremadamente distintas de los aristócratas y los sirvientes en Inglaterra, a comienzos de la década de 1900 . La historia comienza cuando se hunde el Titanic (1912), y muere el heredero de Downton, quien sería el futuro marido de Lady Mary, la hija mayor de Lord Grantham. Lo que deja un grave problema en la familia, porque deben encontrar a otro hombre que se haga cargo de mantener el castillo y las tierras. Buscan entre los familiares hasta que encuentran a un joven abogado de clase media y primo lejano, Matthew Crawley.
En el castillo de Downton viven Lord y Lady Grantham con sus tres hijas: Mary, Edith y Sybil. Todas mujeres y muy distintas entre sí, razón por la cual ninguna de ellas puede ser heredera. Paralelamente, en el subterráneo de la mansión vive los sirvientes, a cargo de Mister Carson, un viejo estricto y que ha pasado caso toda su vida ahí, junto a la señora Hughes, la ama de llaves que pone la cuota de generosidad y buen corazón. En torno a ellos es que se desarrolla la trama, donde los personajes se enamoran, terminan, van a la guerra, mueren, se casan y tienen hijos.
Es difícil seguir contando los dramas de esta familia sin spoilers. Sin embargo, lo que sí les puedo decir es que una de las características más atractivas de “Downton Abbey” es el arte, la ambientación y el vestuario. Los pomposos trajes de las mujeres de principios de siglo, las lujosas locaciones y la suntuosa decoración, que hacen de la serie una obra de arte en cada cuadro.
Para mí, es una de las mejores series que he visto. La historia es entretenida e intrigante. Te hace reír y llorar (yo ya he lagrimeado varias veces) y es imposible no encariñarse con los personajes cargados de matices que vas descubriendo a medida que avanzan las temporadas.
Si les tinca y quieren verla, pueden hacerlo online en varios sitios de Internet o esperar a que la repitan en el canal de cable Film & Arts. Por mientras, les dejamos el trailer de la primera temporada. ¡Espero que lo disfruten y se entusiasme!