- ¿Cómo estás? Te invito a tomar un café conmigo. - No, gracias. Estoy súper ocupada (En realidad elimino spams de mi correo institucional).
La invitación proviene de un señor que bien podría ser mi padre. O mi abuelo (Jaja, bueno, exagero). El punto es que ya me tiene harta. Me envía mensajes por Outlook, mientras dirige insistentes miradas hacia mi escritorio. Yo me agazapo tras la pantalla, acomodándola de manera estratégica para no verle la cara.
¡Muero por preguntarle qué me mira! Fantaseo con dar vuelta el escritorio hacia la muralla. ¡Me exaspera! Sin embargo, hasta el momento no ha sido irrespetuoso y generar un clima laboral enrarecido, con enemistades y comidillos, no es una idea que me atraiga. No obstante, permanezco a la defensiva. Sólo un motivo que me dé y le cantaré unas cuantas verdades.
El caballero en cuestión no quiere crecer y darse cuenta que está entrado en años; éstos no le dan para el rol de galán. Yo lo trato con la misma cortesía que dedico a mis otros colegas, pero poniendo acento en el “usted” cuando me trata de tú, para marcar distancias y porque es mayor. Pero ya estoy harta de que me mire como lobo hambriento de Cartoon Networks. Le conté a mi pololo y me dijo que empezaría a venir a buscarme.
En fin, tampoco es para calentar la psiquis. Pero me llama la atención que algunos hombres, llegada cierta edad (bastante avanzada, ya que este señor debe estar ad portas de jubilar) quieran demostrar que siguen en el mercado sentimental. Lo cual está perfecto, porque la juventud está en el alma, pero… ¿Con mujeres mucho más jóvenes, que no les llevan ni de apunte? Allí algo anda mal. Varias amigas me han descrito situaciones similares. Lo molesto es que son insistentes, aunque claro es una característica de los jotes en general que creo que se acentúa en los de mayor edad.
¿Cómo tratar a un jote senior? Mi estrategia es marcar la edad. Siempre tratarlo de Usted. Ser cordial, pero distante. Dejar en claro que para una es un señor (MAYOR), un colega y nada más. Estar atenta a eventuales faltas de tino que cometa y simplemente “no pescar”.