Que levante la mano la persona que no ha “calentado la sopa” alguna vez y no se la ha tomado.
Ese placer de provocar a alguien, seducirlo y luego “dejarlo pagando” a veces resulta un tanto agradable, y claro, el ego incrementa hasta el cielo porque prácticamente te persiguen y estás tan solicitada que nunca te aburres.
Igual, el lado B de calentarle la sopa a alguien es que esa “victima” luego del juego puede quedar súper mal, hasta traumada, entonces igual como protagonista, hay que ser considerado con la contraparte. Sin embargo, probablemente todas hemos estado de ambos lados en alguna oportunidad. Es que igual es entrete, aparte así tanteas cómo está el terreno con esa persona que te interesa, porque aunque no quieras tener más allá de un “touch and go” igual si pusiste el ojo ahí es por algo.
Un punto en el que podríamos estar todas de acuerdo, es cuando tenemos esa amiga/conocida o extraña/ que le calienta la sopa al mundo y dentro de ese espacio está también tu pololo. Por ahí nos ponemos rudas y comenzamos a generar un cierto odio a esa persona que catalogamos como “desubicada”. En conclusión, acá la única persona que “gana” algo es la que juega el rol de calienta sopa, ya que su coquetería y forma de ser hace que otros sólo le inflen el ego a la chica/chico en cuestión. La clasificación que queda también hacia estos “tipos” por lo general es relacionada con la infidelidad y eso se da porque la sociedad es súper buena para encasillar a la gente, que sí probablemente algo de verdad tiene, también de estafa, mentirillas, etc. Uf, para qué enumerar.
Yo creo que una mujer que no sabe controlar su ego, es igual de mata pasiones que un eyaculador precoz. No estemos en contra de “calentar la sopa” porque todos hemos caído en ello pero sepamos las consecuencias de jugar demás. #lascosascomoson