Hace tres semanas una amiga me comentó que estaba practicando Bikram Yoga, o Hot Yoga como también se le conoce, y que ella creía que me iba a gustar. Desde que se inició en este yoga ha notado los beneficios inmediatos de las posturas y de las particularidades de los 90 minutos de cada sesión. La acompañé y me enamoré de esta disciplina. No llevo ni siquiera un mes y ya he realizado 12 clases. Cada vez que finalizo una sesión no puedo esperar para volver.
Les explico de qué se trata. En la clase de Bikram se realizan 26 posturas durante 90 minutos en una sala calefaccionada a 42º. En la primera sesión piensas que te vas a desmayar, que cuándo terminará esa tortura y que no volverás. Pero, a pesar de esas reflexiones, llegas a tu casa e inexplicablemente te sientes bien, muy bien. Agendas una segunda clase.
En la siguiente sesión llegas más preparada, con la ropa adecuada, ojalá shorts y un peto, algunas usan traje de baño porque en este yoga se transpira mucho y si no estás usando la ropa adecuada puede que sientas muy incómoda. Esta vez te hidrataste bien, porque tu desempeño depende mucho de este factor, ya que durante la clase puedes perder entre 1 a 2 litros de agua.
Este método lo inventó Bikram Choudhury, quién comenzó practicando yoga a la edad de 3 años. Luego de ganar muchos premios y convertirse en el rey de los Yoghis, se lesionó y quedó inválido. Con la ayuda de su gurú creó la serie de 26 posturas que lo rehabilitó en un 100%. Bikram en un proyecto patrocinado por las Naciones Unidas, ayudó a demostrar que el yoga regenera los tejidos y cura enfermedades crónicas, con lo cual fue reconocido por la Organización Mundial de la Salud.
En cada postura se elongan y fortalecen los músculos, ligamentos y articulaciones que se utilizan en la siguiente postura. Además, mientras realizas todas estas posiciones frente a un espejo, trabajas la concentración, paciencia, determinación y auto-control. A medida que vas entendiendo de qué se trata esta práctica, vas aprendiendo a escuchar al profesor, te concentras en el aquí y en el ahora, y vas logrando poco a poco cada posición frente al espejo, lo que te entrega una pequeña satisfacción personal.
Antes de comenzar con el Hot Yoga me encantaba trotar unas tres veces por semana. Sentía que trabajaba todos mis músculos y que hasta lograba meditar. Pero me dolían un poco las rodillas y los tobillos por el impacto de mi cuerpo con el suelo. Ahora, combino las dos disciplinas y siento que el Bikram ha logrado flexibilizar y curar mis articulaciones.
También ha ayudado a mejorar mi paciencia, mi voluntad y los dolores corporales producidos por malas posturas. Además he bajado algunos kilos, me ha quitado el estrés, me siento revitalizada y cada noche duermo como un bebe. La determinación que uno necesita para practicar Hot Yoga la vas aplicando en todos los aspectos de la vida, te vas dando cuenta que todos los cambios son de a poco y que las metas se pueden lograr.
Si te animas a inscribirte a una clase te recomiendo que llegues unos 20 minutos antes a la sala para que te acuestes sobre tu mat y te acostumbres al calor. No comas nada 3 horas antes de la clase. Lleva ropa muy cómoda y liviana para que puedas practicar con comodidad las 26 posturas. Toma mucho agua antes y después de la clase. Trae una botella de agua y dos toallas grandes.
El valor de Bikram es un poco más elevado que el de otros tipos de yoga pero vale la pena. También existen otras opciones como yoga a luca y quizás el que pronto llegará a Chile llamado Yoga Hormonal.
¿Cómo ha sido tu experiencia practicando Bikram? ¿Te animarías a practicar?