Haruki Murakami se ha convertido en mi escritor favorito durante los últimos años. Y me he sorprendido bastante porque al parecer hay millones de personas como yo alrededor del mundo, que una vez que han agarrado un libro del japonés, están obligados a leer su bibliografía completa.
Pero el hecho de ir acumulando libros de un escritor determinado no hace otra cosa que hablar muy bien de él, ya que a través de los años ha logrado cautivar las mentes de sus lectores, como si les hubiera puesto un hechizo del cual no se pueden librar.
“De qué hablo cuando hablo de correr” es una especie de ensayo filosófico donde Murakami nos relata su propia historia, sin ficciones ni personajes inventados, más que la propia fuerza y determinación que lo llevó a renunciar a su vida como dueño de bar para dedicarse 100% a la escritura.
Trasladados a aquellos tiempos, el autor decidido a vivir escribiendo libros, encontró el compañero ideal para llevar a cabo tal inconmensurable objetivo: correr. Y es así como Murakami nos abre la puerta a su mundo interior de historias surrealistas, maratones, y una durísima rutina de escritor que rompe con todos los cánones del típico escritor borracho/drogadicto.
A este libro lo tengo subrayado casi entero porque suelo re-leerlo constantemente y se ha transformado en algo así como el diario de vida de otro, pero que fue escrito para mí (ti). Y es que cuando comencé a correr, al principio, me costaba mucho cumplir las metas autoimpuestas, pero al leer las palabras de Murakami, uno se va dando cuenta de que el proceso de correr, o cualquier otro que te propongas, no es de un día para otro y es necesario atravesar ciertas etapas.
Murakami reflexiona sobre la influencia que este deporte ha ejercido en su vida y en su obra, y cómo escribir y correr se han convertido en una actitud vital. En este volumen podemos encontrar anécdotas, pensamientos y rutinas inspiradoras, o como el propio autor nos prepara en la introducción:
“Creo que esta obra aborda unos cuantos aspectos que, aunque no puedan calificarse de <<filosóficos>>, sí son al menos una especie de reglas de experiencia. Tal vez no sean gran cosa, pero, al menos, son lo que he aprendido, a título estrictamente personal, a través de ese sufrimiento opcional derivado de haber puesto en funcionamiento mi cuerpo. Tal vez no resulten de mucha utilidad, pero, en cualquier caso, esto soy yo como persona.”
Este es uno de los libros más honestos que he leído en mi vida y que sin quererlo ha abierto muchas puertas de mi ser, y tal vez, también logrará remecer algunas fibras de sus almas/cuerpos.