Según la Real Academia Española, un orgasmo es "la culminación del placer sexual", y la verdad es que creo que nos quedamos cortos con esa mínima explicación. Incluso, me atrevería a decir que no se trata de la culminación, sino de la cúspide, la satisfacción plena y tangible del placer.
Y es que es muy difícil definir un término que tiene tantas acepciones como personas que lo perciben. Por lo mismo, a la ciencia le resulta tan interesante estudiarlo, ya que nuestro cerebro está involucrado completamente en este proceso.
Para que un orgasmo ocurra son miles las terminaciones nerviosas que trabajan al mismo tiempo. En realidad, sin el envío de impulsos nerviosos al cerebro y la médula espinal no los habría. Por eso difiere mucho el orgasmo vaginal del ocurrido al estimular el clítoris, porque las terminaciones nerviosas de ambas zonas provocan sensaciones diferentes.
Sólo en el clítoris existen aproximadamente 8000 terminaciones nerviosas (oh, sí), por lo que esa explosión de sensaciones que llegan en aquel minuto cúspide y mágico tienen de donde provenir. Es en ese momento donde diversas áreas del cerebro perciben estímulos nerviosos que le hacen sentir placer y saber que todo va requetecontra bien.
Lo interesante de todo esto es que en nuestro cerebro existe un “centro de placer”, también llamado circuito de recompensa, que se encarga de mostrarnos que es lo que da placer e, incluso, te anima a experimentar contigo misma cuando sientes necesidad de tocarte.
Cuando se pone en marcha este centro de placer las áreas del cerebro afectadas son:
- La amígdala, encargada de regular las emociones.
- El cerebelo, controla las funciones musculares.
- La glándula pituitaria, libera endorfinas beta, la oxitocina y la vasopresina.
- El núcleo accumbens, controla la liberación de dopamina (que nos produce satisfacción y recompensa)
- El área tegmental ventral, libera la dopamina.
Algunos estudios han descubierto que al momento del orgasmo tanto el cerebro de la mujer como el del hombre se comportan de manera bastante similar, de hecho, en ambos lo que ocurre es que la corteza orbitofrontal (que está detrás del ojo izquierdo) se apaga.
¿Y por qué nos tendría que importar la función de esta corteza? Resulta que ella es la encargada de los procesos que implican razón y control, por lo tanto, cuando se tiene un orgasmo perdemos completamente la razón y el control ¿qué tal?
Así que a los múltiples beneficios que tiene el sexo, podemos agregarle la máxima relajación que produce el orgasmo. Si lo que quieres es dejar de pensar por un momento y entregarte al placer, no dudes un segundo en sentir al máximo esta experiencia. ¡Científicamente recomendada!
Fuente Culturizando.com / Foto CC vía Flickr.