Esto es algo que sólo comprenderán aquellas lectoras que, al igual que yo, aún usan el calefont con balón de gas.
Una de esas pequeñas cosas terribles a las que una siempre debería temer - pero que por más que se trate de evitarlo igual ocurre - es cuando se acaba el gas o simplemente se apaga el calefont en plena terapia de limpieza corporal. Esto, además, puede ser mucho peor si ocurre en invierno.
Típico que pasa cuando estás toda enjabonada y con el pelo lleno de shampoo que no has enjuagado. El agua comienza a ponerse helada y tu entras en pánico. Segundos después debes cortar el agua o te congelas.
Ahí viene el momento ¡del terror! en que debes elegir si morir de frío enjuagándote con agua helada que congelará hasta tu cerebro, o salir a cambiar el balón de gas y recuperar el agua caliente, además de ganar una gripe por salir toda mojada. A mi me ha pasado tantas veces que he optado por ambas opciones, y en realidad, ninguna es mejor que la otra: son ambas atroces.
Así que chicas, intentemos poner más ojo a esto; es algo realmente detestable que debemos tratar de evitar.
Foto vía stevendepolo