¿Notaron que hermoso se veía el cielo hoy, al salir de sus casas? ¡Reluciente! Imposible no quedarse pegada contemplándolo durante un rato. Es más, pude ver a varias personas fotografiándolo, junto con la espectacular cordillera nevada.
Ayer nos mojamos, es cierto. Saltamos como ranitas entre las pozas de agua, para no quedar embarradas. Para muchas, tal despliegue de destreza física fue en vano. Los autos que pasaban junto a nosotras nos salpicaron. ¿Qué importa? Lo mejor es ahora, al día siguiente, cuando podemos contemplar la maravilla de Santiago resplandeciente, hermoso, con un cielo limpio que nos permite detenernos a observar la majestuosa cordillera erguida y blanca. ¡Y eso es fantástico!
Sé que tal espectáculo no es privativo de nuestra zona. En el sur llueve frecuentemente y es por ello que en esos lares los cielos son más puros y diáfanos. El color es distinto. Se graba en tu corazón y te refresca la mirada. Y contrasta perfecto con los bosques, que por allá son muy tupidos y abundantes. ¡Qué mejor ejemplo de los beneficios que la lluvia trae!
Nada más hermoso que el cielo después de la lluvia. Contemplarlo es de esas pequeñas cosas increíbles que nos “hacen el día” y nos ayudan a venir a trabajar sintiéndonos renovadas. ¿No lo creen?
Imagen CC ferruiz