La infancia constituye una etapa crucial en el desarrollo humano, ya que es en ella que modelamos nuestro carácter. Todas esas “trancas”, miedos o concepciones de mundo que nos acompañan al ser adultas, tienen su origen justo ahí, en la infancia.
Por eso, el rol de los padres es clave en la crianza de los pequeños. A partir del núcleo familiar es que ellos obtienen herramientas para la vida y directrices para formar su propia identidad. Pero ¡ojo! que en lo que a crianza de niñas experta, las costumbres sociales nos inducen a cometer varios errores, los que hoy la revista Forbes nos invita a revisar. Sí, porque “sin querer queriendo”, hacemos que las chiquitas tengan un desarrollo deficiente en áreas en que podrían ¡brillar! ¿Cómo?, se preguntarán ustedes. Bueno, pues adoptando alguna de las conductas, que Ana Bogue - educadora y experta en autoestima -, detalló a Biobío Chile.
1. Enseñarle a ser sumisa: Una inmensa mayoría de los padres busca que su niña agrade a todo el mundo; que sea dulce, delicada y serena, casi como las princesas clásicas Disney. ¡Craso error! ya que les inculcamos que lo correcto es ser sometida, evitar el conflicto, no dar problemas ni cuestionar el status quo. Lo anterior conlleva a que las pequeñas en su edad adulta no se animen a negociar aumentos de sueldo - para no ofender a sus empleadores -, ni pedir ciertos beneficios a los cuales tiene pleno derecho. Procurará no disentir de las mayorías ni decir algo que importune a otros, reservándose su opinión. Esta conducta generará en ella una constante frustración y baja autoestima. Por eso, es menester enseñarles a debatir y exponer sus puntos de vista, siempre con respeto.
2. Comprar sólo juguetes de niña: Desde que nacen, compramos para “nuestras princesas” prendas en color rosado, decoradas con flores y corazones. Conforme van creciendo, les regalamos muñecas, maquillaje y otros juguetes que ponen acento en el aspecto físico por sobre la creatividad, resolución de problemas, exploración y competencia, habilidades que sí desarrollan los juguetes “para niños”. (Y que, como bien sabemos, son altamente valoradas en las empresas) Por eso, el llamado es a limitar la compra de artículos “de niña”, para mezclarlos con otros que sí propendan a un pensamiento más crítico.
3. Los cumplidos se limitan al físico: “Eres hermosa, la niña más linda que he visto”, suelen ser algunas de las frases que le dedicamos con cariño y convicción. ¡Sí, porque nadie pone en duda que lo sea! El punto es que no recalques sólo eso, ya que pensará que se le valora netamente en función de su apariencia. Destaca con igual o mayor énfasis sus otros atributos, tales como rendimiento académico, deportivo u otros talentos a los que puede mostrarse proclive.
4. El culto a las princesas: Las doncellas que nos presentó Disney siguen siendo un referente para nuestras pequeñas. Y éstas comparten el hecho de que sólo alcanzan la felicidad tras ser rescatadas por un gallardo príncipe. Afortunadamente, el cine está cambiando el paradigma, transformando deliciosamente clásicos como “La Bella Durmiente” (“Maléfica”) en narraciones más reales, que no supeditan la realización femenina a la interacción con un hombre. Pero aún queda camino por andar. No en vano, culpamos a Disney de nuestras altas expectativas amorosas. ¡No dejemos que les pase lo mismo a nuestras hijas! Destaquemos en las películas más antiguas, los atributos personales de las protagonistas por sobre su hazaña romántica y demos preferencia en la videoteca a los filmes actuales, que les enseñan la valía femenina en sí misma, como pieza clave para alcanzar la felicidad. (El príncipe es sólo un complemento)
5. El padre es quien siempre ejecuta tareas pesadas: Sabemos que él lo hace por amoroso, buscando nuestra comodidad. Pero con ello, el mensaje que le envían a la niña es que las mujeres somos débiles e inferiores. ¡No way! Anímala a participar en todos los trabajos del hogar y haz que te vea a ti misma abriendo tarros apretados o realizando reparaciones. Dale, transmítele el “girl power” ¡Si somos ilimitadas!
6 Quejarte de tu cuerpo frente a ella: El sempiterno reclamo femenino es de lo “gordas” que estamos, que el rollito regalón, la dieta, la ropa que no entra y un sinfín de etcéteras. Sabemos que te sale del alma, pero procura medir tus palabras delante de tu hija: tú eres su modelo y con ese comportamiento, le estás comunicando que debe lucir delgada y linda para ser amada y exitosa. ¿Es realmente lo que quieres que piense?
Erradica estas conductas de la crianza de tu hija y verás cómo te lo agradecerá en el futuro. ¿O acaso tú no fuiste “víctima” de alguna de estas costumbres? ¿Fue beneficioso para ti? A nadie enseñan a ser padre, pero nosotras tenemos una imperdible oportunidad de cambiar la cosmovisión de las sociedades futuras, no repitiendo errores en lo que a género respecta. Y bien, ¿aportamos con nuestro granito de arena?