Hoy parto esta nota con la siguiente reflexión: “es tan importante de vez en cuando parar y mirar atrás” (…) Sí, porque todos los días vamos a mil, con un montón de cosas por hacer y olvidamos que esa tarea de “detenerse un rato” está sólo en nosotras mismas. Hay que dejar de ser tan competitivas y respirar, relajarse. Es algo necesario, para la mente y el espíritu. Pero también lo es para los demás, quienes no tienen culpa alguna de tu aceleramiento cotidiano. Porque - quieras o no - influir en otros es inevitable.
Hace dos semanas exactamente, estuve inserta en una situación en la que de lunes a lunes no pude parar (quise, lo pensé; pero si lo hacía, esos siete días se hubiesen convertido en 10). Fue una semana difícil a nivel laboral, pero lo que aprendí es que soy una mina multitasking (de esas que caminan, comen chicle, hacen ejercicio, trabajan como locas y hasta coquetean, todo al mismo tiempo, ¡ja!) y todo terreno (bien por mí). Lo único malo es que parece que mi mente asimiló más de lo que debería en esos días y me sobrecargué. ¿El resultado? Llegar al viernes casi queriendo llorar por lo cansada que estaba.
Un día sonó mi WhatsApp con una invitación especial. Resultó que un grupo de amigos cercanos estaba en la misma onda que yo, "colapsados", queriendo olvidar un rato sus responsabilidades y soltar lo que les tenía atrapados. Así, en unos minutos ya estábamos arreglando todo para irnos a la playa a pasar un finde de relajo y risas. Partimos un viernes en la noche, comimos algo en la carretera y después de un par de horas llegamos al templo de la desconexión.
Carreteamos, conversamos, nos liberamos y descansamos. Asadito, paseos, una mesa bonita, chistes que iban y venían, un desayuno demasiado agradable, todo lindo. El domingo, claro, no queríamos volver pero todos estábamos diferentes. Nos sirvió en un 100% “parar”; mirar atrás, reflexionar sobre esos últimos días y comprender que también fue cosa nuestra el estar “chatos” en la semana. Así, nuestro lunes fue más feliz y hasta hoy, todos estamos bien porque somos conscientes de que siempre lo que sentimos depende de nosotros. Eso, el mensaje de la semana es: ¡para, respira, relájate!
Imagen original Fucsia.cl