Cuando empezamos una nueva relación, siempre esperamos que sea duradera. A medida que el tiempo transcurre y nos llevamos ¡de perlas!, el proyecto de una vida en común se vuelve más concreto y comenzamos a plantearnos “en serio” la posibilidad de formar familia. ¡Obviamente, lo que más deseamos es que se trate de un camino exitoso! Pero, ¿cómo prever que así será?
Fíjate en que tu relación cumpla con los puntos siguientes:
1. Lo amas como si fueras ciega: ¡Ojo! No quiere decir que pases por alto sus defectos, sino que no te importe más su físico que su persona. Asegúrate de querer estar con él no porque se trate del mino más guapo que has conocido o un verdadero clon de Ryan Gosling; sino porque lo admiras, amas su forma de ser, te estimula intelectualmente y te hace feliz. Recuerda que el cuerpo se deteriora, pero es el interior con lo que deberás pasar el resto de tu vida.
2. Que sea flexible; lo que no implica que tenga un nutrido repertorio de piruetas íntimas, sino que sea capaz de ponerse en tus zapatos, comprenderte y transar. Aceptar errores cuando sea preciso y estar abierto a aprender nuevas cosas. Recuerda que la vida es cíclica y la capacidad de adaptarse a sus vicisitudes es ¡fundamental!
3. Que sea fuerte y a la vez, sensible. Es importante que no se desmorone a la primera dificultad, ya que la vida requiere fortaleza. Pero que también sepa expresar sus penas, miedos o angustias sin temor a parecer débil. Debe ser honesto y exteriorizar lo que piensa o siente. ¡Y algo muy importante! La sensibilidad también le otorga la empatía para ponerse en tu lugar o ser capaz de percibir cuando algo no marcha.
4. Debe poseer mundo interior propio. Resulta fundamental que cultive sus intereses; ya sea que pinte, toque guitarra, escriba o practique algún deporte. Esto da cuenta de una persona que está en viaje, dispuesto a compartir la travesía contigo sin requerir que seas tú quien “lo cargue”. Recuerda que en las relaciones siempre hay momentos en que requerimos de nuestro espacio.
5. Que tenga pasiones y valores similares a los tuyos. Si tú anhelas tener hijos pero él no los desea, estamos ad portas de un serio problema. En todo proyecto es menester que los objetivos estén alineados. Asimismo, es esencial conciliar las pasiones. No sea que mientras tú ames el silencio y la meditación, él no pueda vivir sin su colección de heavy metal. No significa que si sus gustos son disímiles no puedan estar juntos, pero que al menos no sean tan opuestos que creen entre ambos diferencias irreconciliables. ¡Atenta a eso!
6. Procura que sea capaz de escuchar y te dé tiempo. Sabemos que los hombres que “cortan el queque” y toman decisiones tienen cierto encanto. Sin embargo, es importante que entendamos nuestra relación de pareja como un equipo, en el que cada miembro tiene algo que aportar. Por tanto, debe oír y considerar tus opiniones, sin aventurarse a proyectos de manera impulsiva. No se trata de ser “macabeo” al no consultarte, sino entender que ustedes conforman un todo y que las decisiones que atañen a ambos deben tomarse en conjunto. Asimismo, debe ser capaz de escuchar lo que te pasa y cómo te sientes, sin temer al diálogo. También es fundamental que cada uno se adecue al ritmo del otro, sin excluirlo de su rutina.
7. Asegúrate de tolerar sus defectos. Todos tenemos defectos y podemos adaptarnos a ellos. Por ejemplo, podemos ser desordenados, gruñones o excesivamente relajados ante las dificultades. Sin embargo, es vital que esas “pifias” no involucren cosas tan inaceptables como la violencia, el abuso sexual, alcoholismo, consumo de drogas o aspectos que pongan en riesgo no sólo la relación, sino también tu integridad.
8. Ser amigos y no sólo amantes. En toda relación, tener una buena amistad es importante. Más aún ¡es la base! Por lo mismo, es importante que no sólo tengas constantes deseos de hacer el amor con él, sino que también sepas escuchar aquello que quiere contarte, prestar atención a lo que le preocupa y los detalles.
Y tú, ¿estás lista para dar el paso?
Imagen CC Nacho Vegas