Muchas veces se dice que el hombre perfecto no existe, pero la realidad es que sí, y yo tengo a uno como novio. Lo más extraño y divertido es que me llegó sin buscarlo, cuando menos lo esperaba: él era mi amigo desde hacía dos años y nunca nos vimos como algo "posible", ya que siempre estábamos con otras parejas.
Fue un gran amigo: sincero, leal, guapo y divertido. Con él podía hablar desde problemas familiares hasta cómo fue el “carrete” del fin de semana. Nunca se me pasó por la mente que terminaríamos juntos, pero así fue.
Yo creo que es el hombre perfecto porque conozco su pasado y he aprendido a aceptarlo, así como él está consciente del mío. Sé cómo se comporta cuando sale solo o con amigos y por eso no desconfío de él. Siempre se ha preocupado por mí y por mi familia. Jamás me ha faltado el respeto.
Llegó a mi vida para quedarse, ya que estuvo apoyándome desde antes de ser mi pareja. Eso hace aún más genial nuestra relación, porque no sólo somos compatibles como pololos, sino que también como cómplices y partners. Él puede escucharme sin aburrirse; siempre tiene una forma de hacerme sonreír y algún detalle romántico para que el día sea especial.
Claro, no todo es color de rosa y tenemos nuestras diferencias, pero siempre conversamos y tratamos de solucionarlas, porque de verdad estamos interesados en cuidar nuestro amor.
Quizás suene muy cursi o casi una frase “cliché” , pero el amor está a la vuelta de la esquina y cuando menos lo esperas llega a ti. Para todas las personas existe una mitad esperando ser encontrada. Pero ¡calma, chicas! que como dice mi mamá: todo viene a su tiempo. Dedíquense primero a conocer muy bien a “esa persona” y a cuidar la relación. Aprendan a ceder en ciertas cosas y a exigir en otras, pero siempre con respeto.
Llegará el momento en que encuentren a "su hombre", así como yo hallé al mío.