Porque el amor a distancia, aunque sea corta, no es suficiente, vivir junto a tu pareja es una opción más que anhelada. Me gusta esta idea – aunque también me encantan las fiestas de matrimonio-pero lo genial en este caso es obedecer a lo que ambas personas quieran, sin tener que preocuparse de frivolidades como la ceremonia, la fiesta y el dineral que cuestan estas cosas. Es más, creo que ésta es la opción más cercana a mi futuro.
Sin embargo, no creo que se trate de algo de “llegar y hacer”, al contrario: son varias las decisiones que se deben tomar entre dos, y lo más difícil: llegar a consenso.
1.¿Dónde vivimos? Existen tres posibilidades iniciales: Mi casa, tu casa o una casa nueva. Si bien siempre es aconsejable un nuevo lugar para partir de cero, en muchas ocasiones la plata es un impedimento importante. En este caso, supongo que lo aconsejable es hacer de este espacio mío o tuyo, uno para ambos. Es decir, dejar atrás toda decoración y comenzar a planificar juntos. Pintar, comprar adornos, cambiar algunas mesas y cojines permitirán armar un nuevo hogar, en el que ambos se sentirán a gusto e identificados.
2.¿Quién hace qué? Quizás tú eras algo así como la Cenicienta de tu hogar y él, el rey que no tenía permitido entrar a la cocina ni para buscar jugo. Sea cual fuere nuestro personaje, ¡se acabó! Ambos son adultos responsables y deben comportarse como tales, tanto dentro como fuera del trabajo. Es aquí donde repartir las tareas de una forma equitativa es fundamental para la buena convivencia. Ninguno es esclavo del otro y por mucho amor que exista, si se carga la mano hacia uno de los dos, traerá consecuencias a futuro.
3.El clóset es nuestro. Este punto es fundamental para ellas. Sí, tenemos más zapatos, poleras, faldas y shorts, además de ropa de verano, invierno, otoño, capa sobre capa, color block, disfraces, pijamas de polar, de verano, de media estación, pañuelos, accesorios y un cajón repleto de maquillaje… Pero estamos compartiendo, por lo que la cosa debe ser mitad y mitad. Aprende a desprenderte de algunos artilugios. De seguro la mitad ¡ni recordabas que existía!.
4.¿Mascotas? Tu amas a los gatos y a él le dan alergia. Esto de seguro es problemático, sobre todo si no quieres separarte de tu amado hijo felino. Este punto es tan personal que no deberíamos ni tocarlo. Después de todo, son decisiones en las que no hay un punto intermedio y uno de los dos tendrá que ceder completamente.
5.Las comidas El siempre quiere pizza pero tú añoras una ensalada césar para el final del día. ¿Quién decide qué comer? Ambos, un día puede ser la pizza y otro la ensalada. Quizás él quiera acompañarla con una rica hamburguesa y tú prefieras sacarle el tocino o pepperonni.
Quizás me estoy saltando una buena cantidad de otros temas importantes. Quién sabe, la cosa es que no es tan sencillo como jurarse amor eterno y vivir rodeados de unicornios. Sin embargo, estoy convencida de que cuando realmente se quiere, siempre se puede.
¿Nos comparten sus experiencias?
Imagen CC Cristina Cabellos