Se supone que los tiempos cambiaron, que ahora estamos en "igualdad de condiciones" con los hombres, pero no falta el chapado a la antigua que todavía cree que las mujeres estamos para servirlos y ocuparnos de la casa. Algo así como una especie de "Lord Troglodita" que se toma demasiado en serio su rol de sostenedor del hogar y de sueldo superior. Pero va en nosotras ponerlos en su lugar y hacerles entender que las cosas cambiaron.
A veces va mucho en la crianza que tuvieron, cómo los trataron mientras crecían o simplemente en cómo ellos fueron viendo la vida. Lamentablemente para mí, mi pololo -independiente de su crianza- fue creciendo y creyendo que los hombres estaban para trabajar y mantener los costos del hogar, mientras que la mujer debía estar en la casa cuidando a los hijos y ocupándose de las labores domésticas. Pero terriblemente para él, se encontró con una mujer que es casi independiente, trabaja, estudia y cree en la igualdad de género al punto de dividir las tareas del hogar.
Ha sido un duro camino y no fue fácil. Han sido años de trabajo incansable y peleas para lograr repartir las tareas e intercalar los días para realizarlas. No falta quien alegue en su defensa y diga "pobrecito, trabaja tan duro y merece descansar en sus vacaciones". Pero ¡hola! Si estamos de vacaciones yo también tengo derecho a descansar, pues trabajar, estudiar y criar a un hijo no es menor. Tampoco soy una especie de súper mujer que no se cansa jamás y tiene energía inagotable como una pila Duracell.
Así fue como pasamos de estar peleando por quién hacía la cama, lavaba la loza del desayuno o vestía a la niña después de la ducha a dividirnos las tareas en forma salomónica.
Creo que no hay nada peor que un hombre machista. No soporto a esos especímenes que no ponen un pie en la cocina y creen que el mejor regalo de cumpleaños para su pareja es una licuadora. Esos que creen que las mujeres somos seres inferiores y no podemos meternos en conversaciones de "machos". No somos una especie de idiotas imperfectas que están ahí para ser abnegadas y sumisas. Eso ya pasó y una mujer puede hacer lo mismo o más que un hombre.
Cuando lo conocí era un absoluto machista; creo que hasta puedo compadecer a la pobre alma que estuvo antes de mí. Menos mal, ahora por fin está recapacitando y si bien sigue creyendo que ser machista es sinónimo de ser "bien hombre", ha podido de a poco ir colaborando en todo lo que necesito y hasta a ofrecerse a hacer el almuerzo algunos fines de semana. Si bien nunca me trató mal, antes tenía actitudes en las que parecía que hubiera nacido en el año 1. Pero ahora, para ser justa, puedo decir que era machista.
Y ustedes ¿han pololeado con este tipo de hombres?
Imagen CC classic_film