Me aburrí… me aburrí de llorar, de lamentarme, de andar como alma en pena, de echarme la culpa o echársela a los demás. Los quiebres no son fáciles y no hay recetas mágicas para superarlos. He peleado tanto con mi ex – una guerra interminable, donde sufrí muchas bajas emocionales- y llegó el momento en que me retiro de este campo de batalla.
Escuché tantas veces lo que hice mal, que olvidé lo que hice bien y las lecciones que me quedarán para el futuro. La introspección ayuda, pero existe un método mejor: dejar ir. ¡Qué cosa más sencilla que esa! Yo le di espacio para que me dijera todo, cuando es tan fácil ignorar y dedicarse a una misma.
Cuesta, son años de relación que resultaron en un fracaso. Sin embargo, a pesar de todo, soy feliz. La mejor cura para el desamor, es el amor. El amor por uno mismo, el verdadero, el de familia y todos nuestros seres queridos. Descubrí que la violencia psicológica no son sólo insultos y malas palabras: es coartar tus metas y anularte como persona.
Ahora, como nunca, decidí abrir mis alas y me puse a volar. Sí, me dio miedo al principio estrellarme contra el suelo, pero tomé la valentía suficiente para despegar. No hay que dudar en pedir ayuda. En la vida todos nos juzgan, pero pocos saben el trasfondo de la historia. A pesar de ello, no hay que desperdiciar tiempo dando explicaciones.
Lo mejor que pude hacer, es olvidarme de mi ex y de pensar en si estará bien o mal. Obvio que esto funciona para las relaciones traumáticas y accidentadas, porque en otras uno puede ser al menos cordial. Mi sensibilidad y preocupación, iba más allá de mi propio bienestar. Fui un poco masoquista y supe que se trataba de un “círculo vicioso”. Necesitaba que me minimizara o me hiciera sentir mal. Y es que nos empecinamos: a pesar de que nos digan las cosas mil veces, seguimos intentando.
Actualmente, ya pasé esa etapa de equilibrar mi vida con las teleseries e incluso me aventuré a estar con alguien. Siempre despacio, a un ritmo que no termine por ahogarme. El apoyo de mis amigos y familia fue fundamental. Por eso, si están pasando algo similar, ¡las animo a salir adelante! La vida no espera y por ello, debemos subir al carro de la victoria. Como sabiamente decía Gustavo Cerati: "No es soberbia, es amor. Poder decir adiós, es crecer".
Termino diciendo, ¿a quién no le ha pasado?