Cuando era niña, en uno de mis clásicos “zapping” a través de mi antiguo televisor TRC, descubrí al Chavo. ¡Y les juro que me transportó a su mundo de juegos, risas y travesuras! Al igual que el grueso de los espectadores, me conmoví cuando este personaje fue acusado de “ratero”, suceso tras el cual abandonó la vecindad. Luego, al reivindicarse y tocar el corazón del verdadero ladrón, me volvió el alma al cuerpo.
La serie estaba hecha de forma tal que una “se metía” en la historia, pareciendo que las vivencias allí expuestas fuesen propias. ¡Tantos recuerdos de infancia están asociados a la vecindad del Chavo! Cientos de episodios inolvidables, como aquel de los “espíritus chocarreros”, el cual me arrancó sinceras carcajadas. Por supuesto, tras encantarme con esta serie, amé también al Chapulín Colorado, el Chompiras y el Botija o el doctor Chapatín.
Por eso, la noticia que ayer recibimos desde México nos caló hondo a todos: a la edad de 85 años, producto de dificultades respiratorias, falleció Roberto Gómez Bolaños, creador del Chavo y todos esos otros personajes entrañables que les referí. Y creo que no fui la única en sentir como si quien abandonó la vida fuese un cercano o un amigo, una parte de nuestra historia y de aquella infancia que tanto extrañamos. No queda más que agradecer a este genial comediante azteca por los bellos momentos que nos entregó con su trabajo. Y aunque nos encantaría decir “No te vayas, Chavo”, estamos seguras de que en su viaje encontrará a los grandes que le precedieron, como su querido “Ron Damón”.
¡Hasta siempre, querido Chavo!
Imagen CC leondeurgel