En la sociedad actual, la mujer ha dado un gran paso. Se ha puesto a la par del hombre e intenta ocupar nichos que hasta hace un par de décadas eran de testosterónica exclusividad. Sin embargo, no puedo evitar cuestionarme si ese gran paso ha sido hacia adelante o para atrás; si de verdad es una obligación de la lógica social o del desarrollo humano lograr la paridad de género.
En la naturaleza las hembras son más resistentes que los machos, siguiendo la lógica de la preservación de las especies. Es así como viven más, son más tolerantes al dolor, instintivas y en general, en el reino animal son más grandes y fuertes que los machos. En el caso de la especie humana sucede lo mismo, son el sexo fuerte y así debe ser, pues son siempre las destinadas a proteger y alimentar a su prole, no por un rol social sino porque la naturaleza les ha brindado esa facultad y misión.
Ahora bien ¿Qué hizo el hombre con esta situación? Históricamente los machos comenzaron a discriminar el rol femenino, no teniendo en cuenta que son la base nuestra supervivencia. Se puede establecer que la cultura, eso que nos agrupa e identifica ha relegado a la mujer a un plano inferior.
Hoy los liderazgos se obtienen. El macho alfa, hoy en día no lo es por sus facultades naturales, sino por los medios con los que cuenta... y cualquiera puede tomar ese rol. De esta manera hemos visto gente que con escasas cualidades llegan a liderar opinión, naciones y economías (Bush, Bill Gates, Chávez entre muchos otros… los neo-machos alfa).
Esta forma de poder es la que le permite a las féminas acceder a espermiolandia pues ya no depende de la fuerza bruta para lograrlo. Al buscar ese reconocimiento no le basta con desempeñarse bien, debe destacar, ser líder. Paso a paso lo ha ido logrando, transformándose en un neo-macho alfa. ¿El resultado? Se ha roto el esquema natural, están ocupando nichos que tradicionalmente pertenecían a los hombres, derivando en una desarticulación de lo reconocido tradicionalmente como núcleo familiar.
Se puede hacer una hipótesis y decir que lo que debió haber sucedido es que la sociedad construida machistamente tenía que haber reconocido desde siempre su labor, proveyéndola de espacios de esparcimiento, dignificación y protección en el seno familiar. Reconociendo su labor como pilar de la humanidad y no a través de la competencia profesional. En cambio se obtuvo mujeres que, por demostrar no ser menos que los hombres se han limitado a imitarle sin comprender (o hacer comprender) los roles del género.