El comienzo de una relación es demasiado entretenido. Son los primeros y más intensos cosquilleos en la guata, los chistes te hacen reír el doble, las conversaciones son interminables y sientes que el tiempo no existe. Sin embargo, quizás producto de la emoción, muchas veces metemos la pata con comentarios que pueden resultar desubicados. Como cuando Andie (Kate Hudson) le regala un helecho a Ben (M. McConaughey) como símbolo de su amor de tres días de estar saliendo -en “Como Perder a un Hombre en Diez Días”- o PEOR, le pone nombre a su “xxx”, así que acá les va una lista con todas aquellas declaraciones que, tal vez al principio, podríamos evitar. ¿Qué opinan?
Nunca, jamás, never, ever, hagas un comentario como “mi ex hacía lo mismo que tú”. A nadie le gusta sentirse comparado con otro y menos si ese “otro” antes ocupaba su lugar.
¿Qué cosas hacías con tu ex que no haces conmigo? Los temas de “ex”, están vetados, ¡punto!
“¿Estoy gorda?”. Todas sabemos que ninguna respuesta es la correcta, entonces ¡para que torturarlos! Si te dice que sí, te enojarás y si te dice que no, sospecharás que te está mintiendo. Así que ahórrate malos ratos y evita este tipo de interrogantes.
Contarle un secreto tipo “la juanita está embarazada, pero no se lo digas a nadie”. Probablemente a él no le importa nada la vida de “la juanita” y seguramente tampoco le interesa saber cosas comprometedoras que lo vayan a meter en problemas si en algún carrete se “le sale”.
¡Me estás cambiando por un partido de futbol! Aceptémoslo, muchos de ellos sueñan con chutear como Salas o meter un gol de cabeza como el Bam Bam. Claramente no van a preferir acompañarte a darte vueltas al mall o acompañarte a ver a tu amiga, con la que hablarás cosas de mina, si pueden vivir su mayor fantasía en casa.
¿Veamos el partido juntos? Les carga que cuando no cachamos nada les preguntemos cosas obvias todo el rato, ¿qué es un corner?, ¿por qué le puso tarjeta roja? o ¿de qué color está jugando Chile? Ahora, si eres seca y te gusta el fútbol, este punto está demás.
Está más que claro que debemos evitar temas como el clásico: “¿cómo te imaginas que serán nuestros hijos?”. ¡Ni de broma! Si quieres que salga corriendo, dalo por hecho. Si no, craso error.
¿No crees que un poco de orden no le haría mal a tu pieza? Señoritas, entendamos que ellos ya tienen una madre y que su desorden es de ellos. No necesitan nuestras críticas y menos intentes cambiarle las cosas de lugar.
“¡No soporto a tu mamá!”. Ya sabemos que los hombres, en su mayoría, son unos mamones. Adoran a su madre y ¡qué le vamos a hacer! si la señora en cuestión es inaguantable, intenta ser lo más diplomática posible.
¿Hasta cuándo vas a seguir tomando? Esto es algo que yo creo que nos molesta a hombres y mujeres por igual, que nos anden “picando la guía” con eso toda la noche y contando los copetes que te estás tomando. Si te pones “cuática” jamás te hará caso y probablemente siga tomando igual.
El comienzo de una relación es demasiado entretenido. Son los primeros y más intensos cosquilleos en la guata, los chistes te hacen reír el doble, las conversaciones son interminables y sientes que el tiempo no existe. Sin embargo, quizás producto de la emoción, muchas veces metemos la pata con comentarios que pueden resultar desubicados.
Como cuando Kate Hudson le regala un helecho a Matthew McConaughey como símbolo de su amor después de tres días de estar saliendo en “Como Perder a un Hombre en Diez Días” (o PEOR, cuando le pone nombre a su “xxx”). Finalmente, y luego de un arduo sondeo, llegamos a las siguientes conclusiones, acá les va una lista con todas aquellas declaraciones que, tal vez al principio, podríamos evitar. ¿Qué opinan?
1. Nunca, jamás, never, ever, hagas un comentario como “mi ex hacía lo mismo que tú”. A nadie le gusta sentirse comparado con otro y menos si ese “otro” antes ocupaba su lugar.
2. ¿Qué cosas hacías con tu ex que no haces conmigo? Los temas de “ex”, están vetados, ¡punto!
3. “¿Estoy gorda?”. Todas sabemos que ninguna respuesta es la correcta, entonces ¡para que torturarlos! Si te dice que sí, te enojarás y si te dice que no, sospecharás que te está mintiendo. Así que ahórrate malos ratos y evita este tipo de interrogantes.
4. Contarle un secreto tipo “la Juanita está embarazada, pero no se lo digas a nadie”. Probablemente a él no le importa nada la vida de “la Juanita” y seguramente tampoco le interesa saber cosas comprometedoras que lo vayan a meter en problemas si en algún carrete se “le sale”.
5. ¡Me estás cambiando por un partido de fútbol! Aceptémoslo, muchos de ellos sueñan con chutear como Salas o meter un gol de cabeza como el Bam Bam. Claramente no van a preferir acompañarte a dar vueltas al mall o llevarte a ver a tu amiga, con la que hablarás cosas de mina, si pueden vivir su mayor fantasía en casa.
6. ¿Veamos el partido juntos? Les carga que cuando no cachamos nada les preguntemos cosas obvias todo el rato, ¿qué es un corner?, ¿por qué le puso tarjeta roja? o ¿de qué color está jugando Chile? Ahora, si eres seca y te gusta el fútbol, este punto está demás.
7. También está el clásico: “¿cómo te imaginas que serán nuestros hijos?” ¡Ni de broma! Si quieres que salga corriendo, dalo por hecho. Si no, craso error. No le pongamos el pie al acelerador y tengamos en cuenta que sus tiempos no son iguales a los nuestros. Estos chiquillos se asustan con facilidad. Además, ¿para qué? si estamos en la flor de la vida.
8. ¿No crees que un poco de orden le haría bien a tu pieza? Señoritas, entendamos que ellos ya tienen una madre y que su desorden es de ellos. No necesitan nuestras críticas y no se te ocurra cambiarle las cosas de lugar. Respeto a la intimidad, por favor.
9. “¡No soporto a tu mamá!”. Ya sabemos que los hombres, en su mayoría, son unos mamones. Adoran a su madre y ¡qué le vamos a hacer! Si tu suegra es inaguantable, intenta ser lo más diplomática posible.
10. ¿Hasta cuándo vas a seguir tomando? Esto es algo que yo creo que nos molesta a hombres y mujeres por igual, que nos anden “picando la guía” con eso toda la noche y contando los copetes que te estás tomando. Si te pones “cuática” jamás te hará caso y probablemente siga tomando igual. Al final, la clave de todo es "dejarnos ser".