Hace unos días, conversando con una amiga, empezamos a acordarnos de las primeras veces que salimos a carretear, de los primeros permisos hasta tarde, de cuando mi papá me hacía pasar las mayores vergüenzas -hizo (2 veces) que el DJ de una discoteque me llamara por micrófono (“Señorita María José, su papá la espera en la puerta”), porque él estaba chato de esperar a que saliera- y de nuestro “soundtrack colegial”, esa música noventera-mala que bailábamos dándolo todo en la pista!
Quien no saltó al ritmo del tecno de Corona, una negra que movía como loca sus trenzitas largas, hacía pasos divertidos en un video más flúor que el de Julián Casablancas y cantaba “This is the rhythm of the night / The night, oh yeah”.
Más de alguna pensó en amarrarse un pañuelo en la muñeca después de ver a Fey, cantando exageradamente feliz y bailando junto a sus hermanos “Mi Media Naranja”, que además ¡tenía coreografía!
Pero lejos lo máximo era Gillet. Con toda mi inocencia “catorceañera”, encontraba muy chora a una mina que se riera de los hombres y les cantara en su cara “Iny weeny teene weeny / shriveled little short dick man” en la forever remixada “Short Dick Man”. O les dedicara a todos esos machos desagradables, que se juran minos, te jotean insistentemente y no entienden nunca que uno no está ni ahí, la inolvidable frase: “they call you mr. Personality because your so ugly”
Obviamente tengo que mencionar a Aqua, Ace of Base y Scatman (que tenía la canción con menos letra del mundo!). Me hicieron sacudir el esqueleto frente a mi primera conquista y sentirme grande, por lo menos hasta las 3 de la mañana, antes de que llegara a buscarme mi papá y nos alertara de su presencia a bocinazo limpio, pero después, muy buena onda, iba a dejar a todas mis amigas de vuelta a sus casas.