Si la anorexia ya es un trastorno gravísimo, imagínense lo que significa que una mujer embarazada no quiera comer porque quiere verse más delgada.
En países como Nueva Zelanda e Inglaterra se ha detectado un aumento en la preocupación de las futuras madres por su cuerpo, algo positivo siempre y cuando no termine en el extremo de la llamada Pregorexia.
Las pregoréxicas disminuyen su alimentación para bajar de peso –o para no subirlo- durante el embarazo. El ejercicio excesivo es otra técnica de las mujeres que no asumen que el embarazo conlleva unos kilos de más y el crecimiento natural de nuestro cuerpo. Estos son casos de extrema gravedad. La madre puede sufrir de desnutrición severa, anemia, problemas cardíacos, etc.
Para el bebé es aún más grave. El feto tendrá problemas de crecimiento, de nivelación de temperatura, de la glucosa, derivando en diabetes e hipertensión. ¿Qué opinas de este horrible trastorno?