No me gusta Facebook, pero lo tengo por un asunto de trabajo. No subo cosas, no comento nada, sólo me he unido a un par de grupos y la verdad, me da un poco de pudor cuando veo que hay gente que sube fotos de cada uno de los eventos de su vida; todos hemos visto ecografías, fotos de matrimonios, borracheras, graduaciones, asados, paseos, vacaciones, salidas a comer y juro que una vez vi una de un velorio. No tengo nada en contra de eso, pero yo no lo haría. Creo que hay cosas que no hay por qué compartir con todo el mundo. Pero lo que más me llama la atención es la necesidad compulsiva de compartirlo todo y sobre todo.
El blog de noticias The Huffington Post hizo una nota sobre un estudio que realizaron psicólogos de la Universidad de York, llamado "Auto-presentación 2.o: Narcisismo y Autoestima en Facebook", donde subrayan algo que todos hemos sospechado alguna vez; Facebook alimenta las tendencias narcisistas y muchas veces crea una desconexión entre la personalidad real y la online. Y lo más penoso: la gran mayoría de los usuarios con compulsión por subir fotos y hacer auto-promoción, son generalmente los que tienen poca o nada de autoestima. Con todo eso me acordé de varios de mis amigos en Facebook: de los que suben fotos de ellos mismos cada día en distintas situaciones y no dejan de molestarte con sus camaritas cada vez que los ves y de los que en la vida real son tímidos o tienen poco éxito, pero que en las redes sociales se vuelven galanes o femmes fatales sin miedo de conquistar a cualquiera.
Todos tenemos un amigo en Facebook que no pasa una hora sin actualizar su estado con comentarios inteligentes, fotos, los lugares donde ha estado (como esa gente que tiene una aplicación de un mapa para señalar los lugares dónde ha viajado) y que por un momento puede ser tomado como el más movido, el que tiene la vida más cool y el más envidiado. Pero no se dejen engañar; probablemente sólo tiene baja autoestima.