Mucho se ha dicho respecto de la aprobación, por la Cámara de Diputados, del polémico proyecto de ley que establecerá una cuota obligatoria de 20% de música chilena en la programación de cada emisora radial. Que la música chilena es mala, que no hay cómo llenar ese 20%, o que los únicos que ganan son los de la SCD.
Para mí, la cosa es mucho más simple. Cuando una radio tiene una línea fonográfica definida, y se ve forzada a colocar una canción chilena por cada cinco que programa, necesita ir un poco más allá y buscar entre todas esas demo -que cientos de grupos emergentes dejaron en sus estudios alguna vez- algo que valga la pena rotar. Y para algunos, precisamente ahí está el problema.
El mayor argumento de estos detractores está en la defensa de la calidad de la programación versus las penas del infierno (hasta 50 UF por no cumplir el dictamen). Según ellos, toda la música independiente chilena es de calidad discutible y, en el mejor de los casos, las bandas suenan iguales entre ellas.
Frente a ese debate, prefiero entregar mi opinión a través de una banda y cuatro artistas chilenos que, sin duda alguna, van a sonar como nunca en las radios chilenas, porque son buenos y fusionan influencias como pocos en la historia musical del país.
Leo Quinteros: Cultiva la música de autor, y urde líricas que incitan a volar por el universo. Aclamado por la crítica y encumbrado varias veces en los topes radiales durante la década, su calidad es más que indiscutible.
Congelador: Tienen una trayectoria enorme, un oficio gigantesco y dejan el alma en el escenario como pocos. Pasean a sus fieles fans por una gama de emociones que raya en la esquizofrenia musical. Si no han sonado tanto en radio, es porque las emisoras se los farrearon de lo lindo mientras estuvieron en su cima.
Gepe: Llevó el pop, el folk y las vertientes electrónicas del indie y del pop a un nivel diferente, escasamente explorado en nuestro país, tarea que le valió el reconocimiento unánime de todo el mundo. Combina estilos y compone nuevas melodías a partir de mezclas con las que muchos artistas se sentirían incómodos.
Manuel García: Lideró a Mecánica Popular, fue el único solista invitado a participar del proyecto Víctor Jara Sinfónico y se dio el lujo de pasear el folk por todo Chile, México y España, en múltiples ocasiones. Además, invocó a Violeta Parra y a Atahualpa Yupanqui en su sorprendente disco Témpera, que le valió el Premio a la Música Nacional 2008.
Chinoy: Es tan versátil que cualquier músico le tendría envidia, y tan modesto que es imposible no quererlo. Pero en concreto, su fusión de estilos (folk, punk, indie, entre otros) ha convertido a este trovador en un símbolo inequívoco de la nueva escena de la música nacional.