Cordelia Fine es una investigadora académica en psicología quien escribió Delusions of Gender, un libro que se dedica a derribar diversos mitos sobre el cerebro de una mujer, sobre todo apuntando a que naturalmente no estamos tan hechas para lo doméstico, como siempre se ha creído. Acá van los 4 mitos más clásicos sobre el comportamiento femenino:
Los cerebros femeninos están mejor preparados para hacer muchas cosas a la vez: Uno de los grandes hechos conocidos sobre el cerebro de una mujer es que su cuerpo cayoso - lo que conecta los dos hemisferios- es mucho más grueso que el de un hombre, lo que le permitiría realizar más de una tarea a la vez con facilidad, al contrario de la mente masculina, que es mejor concentrándose en una sola cosa. El estudio de Cordelia Fine, dice en cambio, que al menos en el lugar donde se procesa el lenguaje, hombres y mujeres tenemos el cuerpo cayoso de la misma densidad. Fine dice que la creencia se instauró pensando en muy pocas muestras, de ahí el mito.
Las mujeres estamos hechas para simpatizar con el dolor ajeno: Uno de los mitos más arraigados. Una mujer puede sentir el dolor de los demás como propio y ser mucho más intuitiva que un hombre. Fine corrige: los estudios en los que se basa esta creencia sólo utilizaron mujeres como sujetos de estudio, olvidando a los hombres. Finalmente, tanto hombres como mujeres tienen lo que se llaman neuronas espejo, lo que los hace empatizar con el resto, casi de igual forma.
Las mujeres son malas para las matemáticas: La eterna discusión. Según el estudio, no hay nada que pruebe que el cerebro de un hombre funcione mejor resolviendo un problema matemático que el de una mujer. Fine señala que lo que cambia es cómo se ve un niño versus una niña frente a sus resultados en las matemáticas. Los niños tienden a evaluarse mejor que las niñas, incluso si les ha ido mal en una prueba, lo que acrecienta el mito. Todos sabemos que partiendo de la base que algo no nos gusta o somos malos para aquello, peor nos va. La mítica creencia, dice Fine, ha llevado a que sean pocas las mujeres que se aventuren en el ámbito de la ciencia o la ingeniería.
Las niñas prefieren naturalmente las muñecas, los niños los camiones: Las mujeres estamos sometidas al estereotipo incluso antes de nacer, pero Fine alega que incluso los hombres muy pequeños tienden a representar familias en sus juegos, rompiendo el mito que desde chicos, sólo las niñas estamos predispuestas a jugar al papá y a la mamá.