Debo decir que he experimentado uno de los cambios más fuertes en mi vida, y es nada menos que vivir con mi pololo.
Ya nos conocemos hace 6 años y anteriormente habíamos convivido por pequeños lapsus de tiempo, como por ejemplo cuando nos íbamos de viaje o cuando me quedaba en su casa, pero al estar todos los días juntos, es otro el juego al que debes apostar.
Y no me refiero al estar con él todos los días, sino que también a otros grandes detalles como por ejemplo, compartir y organizarse en los gastos, administrar un departamento o hasta pensar en qué van a comer todos los días de la semana. Confieso que cuesta en un comienzo, pero todo depende de los casos. Por ejemplo tengo una amiga que vivía con sus papás y tenía nana. Cuando se casó, casi se muere, porque no tenía ninguna de esas comodidades en un comienzo, por lo que tuvo que empezar a lavar su ropa, cocinar y preocuparse por los quehaceres de la casa, sin dejar de lado su vida profesional y sentimental.
Por suerte, ese no era mi caso. Con madre separada, ya tenía un estilo de vida independiente. No obstante, igual se extraña la compañía de los demás miembros de tu familia.
Ya llevo dos meses adaptándome a este cambio de vida y creo que es interesante. Estar con tu compañero, que tal vez sea para toda la vida, te hace pensar en dos personas, en vez de una, que forman un súper equipo que puede logran un montón de metas.
Y si se preguntan, qué se siente despertar todos los días y encontrarte con esa persona, les puedo decir que es algo muy especial, donde te sientes en compañía y apoyada.
Y tú ¿has experimentado este cambio?