[caption id="attachment_16960" align="aligncenter" width="520" caption="(c) matias__harrison"][/caption]
Pocas cosas se pueden comparar a ver una de tus bandas favoritas en vivo y más cuando esa banda se ha demorado tantos años en llegar a tu país. La noche del domingo 14 de noviembre Belle and Sebastian finalmente tocó en Chile y aunque las expectativas eran altísimas, el grupo escocés las cumplió todas y cada una.
En un Caupolicán repleto de fans, la banda de Stuart Murdoch y compañía se paseó por lo antiguo y lo nuevo de su amplio repertorio y dejó a todos contentos. La onda que se generó fue como pocas que he visto; a la primera canción ya estaban todos fuera de sus sillas, bailando y coreando cada una de las canciones, con el simpatiquísimo guitarrista Stevie Jackson tirando tallas, con el público prendiendo los celulares para iluminar la platea en las canciones más emocionantes y con el propio Murdoch bailando y bajándose del escenario para pasearse por la cancha, donde recibió abrazos y besos de algunas suertudas.
Belle and Sebastian es conocida por su virtuosismo musical, que esta vez complementó con una buena onda poco vista en los conciertos. Cuatro chicas se subieron al escenario a bailar y cantar, invitadas por el propio Murdoch, quien al final les regaló medallas por haber sido tan buenas coristas. El resto de la banda tomaba copas de vino, se reía y le pedía cigarros a las primeras filas, lo que le dio todo un ambiente de tocata íntima, llena de amigos que se saben las mismas canciones.