Por Carlos Krumel Un vaso de leche fría por la mañana cuando hace calor es ideal y con café mejor aún para despertar. Para dormir bien por la noche, un vaso de leche tibia con cáscara de naranja decía mi abuelita. Pero, ¿por qué a mis amigas no les gusta tomar este maravilloso líquido fuente de yogures, cremas, y cuanto postre se precie de tal? La explicación científica no la tengo, la psicológica menos, porque si les molesta el sabor, existen las leches descremadas que poco tienen de aquel brebaje que muchos tomamos al “pie de la vaca” cuando niños y que ya más grandes, le añadimos unas gotitas de cognac para el espíritu. Consideren estimadas que estamos hablando de un alimento con amplios beneficios. Si van al gimnasio y toman dos vasos grandes de leche un día después de hacer ejercicio, pierden más peso que aquellas que prefieren otras bebidas, según reveló la revista Medicine and Science in Sport and Exercise.
Ahora el dato duro: la leche tiene calcio, proteínas de alta calidad, vitamina D y nutrientes que no están presente en otros alimentos. ¡Tomen leche! Porque el mayor peligro que enfrentan es la osteoporosis, es decir, huesos frágiles y quebradizos. Si es por el sabor, agréguenle frutas, helados, esencias, o si quieren algo más subidito de tono, el trago de su preferencia.