Modern Family es ahora una de mis series favoritas y este mes empieza la segunda temporada por el canal Cityfamily. Aunque al principio no la pesqué mucho, ahora no me la pierdo y trato de ponerme al día cuando no la veo. Todos los personajes son demasiado divertidos: Cameron, la pareja gay de Mitchell, Manny el hijo de Sofía Vergara y Luke; el hijo más chico de Claire y Phill.
Para los que no la han visto, trata sobre la familia Pritchett, una típica familia americana media disfuncional. El papá, Jay, interpretado por el mismo actor de Married with children, se casa con una colombiana que no tiene nada que ver con él, pero aún así hacen buena pareja. Ella tiene un hijo, Manny, que es un niño de 12 años demasiado precoz y enamoradizo, que al principio no se acostumbra mucho a vivir con este nuevo papá gringo, pero que después tiene una relación demasiado divertida con él.
El resto de la familia lo componen Phil y Claire, que tienen tres hijos; Hayley, una adolescente ultra bonita y egocéntrica que pololea con el más tonto de los tontos; Alex, la de al medio, demasiado inteligente y sarcástica para su familia y Luke, el menor, un clon de su papá desubicado y perdido, que es lejos uno de los mejores personajes. También están Cameron y Mitchell, una pareja gay que adopta una niñita vietnamita y que tienen una dinámica muy divertida porque son súper distintos. Mientras Mitchell es cuadrado y vergonzoso, Cameron es sentimental y llorón.
Lo divertido de esta serie es que pudiendo hacerlo como todas las series y retratar de una forma fome y convencional a personajes tan estereotípicos como una inmigrante latina o una pareja gay, lo hace de una forma totalmente distinta y en cada capítulo es como si los escritores le añadieran una capa extra de complejidad a los personajes. Por muy comedia que sea, Modern Family hace un retrato súper fino de la familia americana contemporánea, lo que siempre es divertido.