Sí, somos complicadas. Hasta a mí me complica lo complicadas que somos. Y eso que pucha que soy complicada. Las minas no nos caracterizamos precisamente por ser directas y, claramente, “what you see is what you get” no es la frase que mejor nos describe. Cuando decimos que “no” es “sí” y cuando decimos “jamás” quiere decir “quizás”. Si tan sólo los hombres fueran capaces de leer nuestra “letra chica”.
El amor debiera ser tan fácil como decir lo que uno siente y ser correspondida. Punto. Pero no. Nosotras preferimos el camino de piedras. Ese donde nos tropezamos varias veces, nos caemos, lloramos y volvemos a tropezar. Si nos tiran una indirecta nos negamos para no quedar como “putas”.
Si queremos conquistarlo mejor no lo miramos (para que no se dé cuenta de que lo queremos… suuuper inteligente). Si lo queremos invitar a salir, en vez de ir directamente y preguntarle, armamos con las amigas estrategias de encuentros casuales y falsi-carretes en los que quizás, si es que nos da la personalidad, le hablemos, nos acerquemos y jotiemos (borrachas, obvio). O la típica, queremos ser chistosas y quedamos como "la pesada".
Uno piensa que este tipo de actitudes pendejas se acaban con el tiempo; y créanme disminuyen -si la madurez no es tan en vano- pero no desaparecen totalmente. Insisto, todo sería mucho más fácil si ellos fueran capaces de leer nuestra “letra chica”.