Generalmente las premiaciones estadounidenses de cualquier categoría, ya sea musical, cinematográfica o de televisión, suelen galardonar a las bandas, películas o series más establecidas y de mayor “peso”. Sin embargo, la presente edición de los Grammy se saltó aquella costumbre, llenando de premios a artistas de gran talento, pero que aún no cuentan con la masividad correspondiente.
La estatuilla más importante de la noche, Álbum del Año, se lo llevó el destacado grupo canadiense Arcade Fire, que asombró nuevamente a la crítica especializada con su más reciente trabajo discográfico, titulado The Suburbs. Pese a encabezar las listas como el mejor disco en revistas y blogs de música, los artistas quedaron en ¡shock! al ganar el gramófono dorado, puesto que batieron a Eminem, Katy Perry y la diva del pop, Lady Gaga. Si esto parecía sorprendente, las categorías que más impactaron fueron Grabación y Canción del año, donde finalmente se impuso la agrupación emergente de música country Lady Antebellum, gracias a Need You Now.
Pese a no ganar en las estatuillas más importantes –y probablemente tener una cara de dos metros- Lady Gaga, Eminem y Katy Perry tuvieron su revancha sobre el escenario del Staples Center de Los Angeles. Ambas cantantes lograron excelentes presentaciones con sus distintos estilos, pero fue el rapero quien se robó la película con un mix que involucró a Rihanna, Dr. Dre y Skylar Grey.