Desde chica que tengo perros. Mi memoria comienza con la “Pimpi” una perrita negra ultra inquieta. Creo que era cocker spaniel, pero no estoy muy segura. Ella fue mi primer acercamiento animal, pero no la recuerdo con tanto cariño porque hacía puros destrozos. Después vino la Cleo. Una delicia de basset hound. Hedionda y babosa como ella sola. Se robaba los bistec cuando mi mamá cocinaba y arrastraba una piedra gigante por todo el patio para usarla de cabecera. Era un perro bacán. Ultra inteligente. Lástima que como buen basset, conocidos vulgarmente como “hush puppies”, tuvo problema de columna y hubo que sacrificarla.
Tanto nos encariñamos con los "hush puppies" que mis papas decidieron comprar otro, el “Brunito”. Un machito algo fogoso que tenía los peluches y los sillones medios averiados, además de las piernas de las visitas. Para qué decir del olor de la casa. Completamente hedionda, pero como el amor es ciego, sordo, mudo, no nos dábamos cuenta hasta que alguien muy honesto, nos abrió los ojos. Fue su perdición. Brunito se fue derechito al patio y se nos deprimió. Así que hubo que encontrar una rápida solución: La “Reina”. Nuestra tercera basset.
La Reina llegó a nuestra casa como la polola oficial del Bruno y con el objetivo, de brindarle amor y compañía hasta sus últimos días. Una perra especial, porque no era joven. Tenía cuatro años cuando llegó y estaba criada tal como lo dice su nombre como una reina. Vivía en una casa gigante. Tenía pieza, cama y collares, pero su ama tuvo que irse no sé a dónde y no la pudo llevar, así que la vendió. Pobre, sufrió un montón con el cambio. De casa a patio y de cama a piso. Así nomás. Lo bueno es que rápidamente se enamoró de Brunito y vivieron felices para siempre. Primero se murió el Bruno de viejito y a los meses ella. Amor puro.
Ahora tengo a tres perritas lindas. Dos Golden Retriever y una mestiza. La chiquitita es mía, la Roma, que me roba el corazón cada día. Me vuelve loca. Es un encanto. Duerme conmigo y tiene un bolso con vestidos. Sale de vacaciones y dicen que es igual al perrito de Lipigas. Hasta ha salido en el diario.
Creo que amo a los perros en general. Sobre todo, a los que no tienen hogar. Me gustaría que la gente dejara de comprar y empezara a adoptar a los callejeros, pero eso es mucho pedir parece, ¿cierto? Y a ti, ¿te gustan tanto como a mí?