Considerada como la última de las grandes estrellas de la Época Dorada de Hollywood, Elizabeth Taylor falleció esta mañana a los 79 años debido a una insuficiencia cardiaca. La mujer de los intensos ojos violeta estaba internada hace algunos meses en el hospital Cedars-Sinai de Los Angeles, donde finalmente perdió la batalla contra su enfermedad.
Sin embargo, la tristeza que causa su deceso en el mundo del celuloide –y en muchas generaciones- se funde con el sinfín de recuerdos alegres que la actriz otorgó a millones durante sus años de gloria.
Sus ocho matrimonios son una pista de cómo fue la vida de la diva, que nunca dejó pasar un día como cualquiera viviéndolos como si fuese el último. Pese a ser una de la mayores estrellas del mundo, además de estar considerada entre las mujeres más hermosas de la historia, Taylor nunca fue una simple belleza. Su gran amistad y amor platónico con Michael Jackson –a quien ahora acompaña en el cielo- son un reflejo de lo particular que era su personalidad, que muchas veces la apartaba del mundo.
La intérprete, que ganó dos premios Oscar por sus actuaciones en Butterfield 8 y Who's Afraid of Virginia Woolf?, se fue con cerca de 70 años de carrera artística, más de 60 películas y una estampa y belleza que serán muy difícil de replicar.