Por Ana Laura Romero
¿Alguna vez has notado que cuando se está enamorada la vida te sonríe y todo es color de rosas? Bueno, esto no es sólo una sensación, sino un hecho científico.
Recientes estudios realizados por la Universidad Estatal de Nueva York y la de Stanford, demuestran que la fase del amor romántico estimula la zona cerebral de recompensa, tal como lo hacen las drogas que provocan adicción y los fármacos potentes, como algunos analgésicos.
Así, estar enamorado impulsa la liberación de dopamina en el cerebro, sustancia que genera sensación de alegría, bienestar, pérdida del apetito, entusiasmo y mayores niveles de energía.
No obstante, si estas sensaciones sólo se producen en la primera etapa del romance, en la que se está perdidamente enamorada ¿qué ocurre con las relaciones más maduras? En estos casos no queda más que innovar y romper la rutina con panoramas de a dos que despierten aquellas emociones que sentíamos cuando estábamos en la etapa del coqueteo, ya que ¿quién se puede resistir a una cena a la luz de las velas o una escapada romántica de fin de semana?
Así que ya lo saben, a gastar menos dinero en médicos, bebidas energizantes, gimnasios o dietas y a poner más en práctica este milenario tratamiento que, además, es emocionante.