No le sucede al 100% de las mujeres, pero estoy segura que la mayoría de nosotras cumple con el maldito patrón de subir unos kilitos cuando tiene pareja, y luego, cuando pasa por una pena de amor, perder hasta el alma.
Cuando estamos pololeando no hay nada más entretenido que regalonear comiendo cosas ricas. Y la verdad es que los panoramas de pareja se resumen a: salir a comer, ir a un happy hour, ir al cine o ver una película, obviamente comiendo chanchadas. O sea calorías calorías y más calorías.
Por otro lado cuando nos rompen el corazón no podemos hacer nada. Trabajar, concentrarnos, comer; con suerte logramos salir de la cama. Además nos sentimos gordas, feas, tontas, y la comida se transforma en nuestro peor enemigo. Yo soy de las que piensa que incluso podemos llegar a enfermarnos de amor. Triste pero cierto. En todo caso nunca está de más perder los kilos ganados…o no? Hay que ver el lado positivo del asunto.
¿Cómo hacer entonces para equilibrar el amor y los kilos? Difícil!