Por Nathaly Alarcón P.
Todas hemos dicho mentiras en más de una ocasión. Grandes, chicas, crueles, piadosas, pero la infaltable es: "No, si voy en camino". La que diga que no, que lance la primera piedra.
Típico de cuando te estás arreglando para ir a una cita y haces todo el ritual de embellecimiento: la ducha, la ropa, el maquillaje, el peinado; y te pasas tanto rato en ellos, que no te percatas de la hora. Se supone que te tomaría sólo quince minutos verte estupenda, pero sin darte cuenta ya llevas más de hora y media. Ahí recién empiezas a correr de un lado a otro mirando el reloj. Lo peor viene cuando estás a punto de salir de tu casa y escuchas lo que menos querías, tu celular:
-Hola, dice el galán de turno, ¿dónde estás?
-Voy en camino- contestas como autómata sin siquiera pensarlo. -Llego en media hora. Me atrasé un poquitito-.
Mentira!!! En ese momento te das cuenta de lo atrasada que estás, pero jamás lo vas a reconocer. Podrás sentirte la mujer más irresponsable del planeta; sin embargo, es obvio que lo volverás a hacer. Por ahora, sólo tratas de llegar lo antes posible.
¿Pero qué ocurre cuando la historia es diferente y los papeles se invierten?, pensamos: "en el momento que llegue lo voy a matar". Aunque tenga una buena excusa, da lo mismo, porque en el fondo seguimos teniendo ese pensamiento machista, "los hombres esperan y las mujeres se hacen esperar"... o no??