Foto vía Martin Kimeldorf's Pixel Playground
Me pasa que de repente siento que somos bastantes amargados para andar por la vida. He estado en otros países donde la gente camina hasta con ritmo y no se sacan la sonrisa en la cara. El otro día, me dio pena darme cuenta que, camino a mi casa, cientos de personas se cruzaron en mi camino y ninguna sonreía.
Yo entiendo que en Santiago somos más estresados que en otras ciudades de Chile y que siempre nos falta tiempo. Pero creo que todo mejoraría si aportáramos un poquito… sólo con una sonrisa. No hay cosa más agradable que ver a la gente feliz, o que aparenta estarlo. Siento que la alegría se contagia muy rápido.
Díganme si no es mala onda que te atiendan o reciban con mala cara en un lugar, eso es una de las cosas más incómodas. Quizás digan que prefieren a la gente honesta y no cínica, pero va más allá de eso. A lo que voy es que entregar una sonrisa es totalmente gratis y, además, pasas un buen rato.
Así que chicas, aportemos a que todos seamos un poquito más alegres y riamos. ¡Van a notar la diferencia!