Creo que fue la primera “red social” que usé sin saberlo. Estaba toda la tarde conectada y odiaba cuando mi mamá tenía que usar el teléfono y me obligaba a salirme. Quizás alguna no entienden eso porque nacieron con la banda ancha pero les cuento que las que nacimos en los 80’, teníamos que conectarnos a Internet a través de la línea de teléfono. El punto no es ese, sino que el otro día hablando con mis compañeras de colegio, nos acordábamos de lo maravilloso que era ICQ.
Con la mano en el corazón, no me considero psicópata de Facebook ni mucho menos, de vez en cuando miro en qué está uno de mis ex o algún pinche que tuve por ahí, nada anormal. Pero en esa época, ICQ era lo mejor para saber cosas del niño que te gustaba. No era mucha información, pero todo servía. Me pasaba horas mirando su especie de “profile”.
Aunque el diseño era súper penca, todas llegamos a la conclusión que lo mejor que tenía eran los sonidos al teclear y cuando tenías un mensaje o el “mundo” te avisaba que tenías una invitación.
Para mi sorpresa, ingresé al sitio oficial y ahora hay una versión mucho más moderna y hasta para móviles. Lo único malo es que no tengo idea donde estarán mis claves, ni mi número.