Estoy segura que más de alguna ha sentido amor a primera vista por un extraño y se ha enamorado de un NN: sin nombre ni apellido.
Lo más típico es hacer ojitos con el mino del metro durante todo el viaje (igual media psyco). Y cuando se baja, lo miras por la ventana y sientes pena, porque sabes que nunca más lo volverás a ver.
Lo mismo me ha pasado en los lugares que voy a bailar. Una vez, como que el destino me quiso juntar con alguien, me lo topé durante un año entero en diferentes lugares de Santiago y ¡hasta de Viña! Para mí era el “mino rico que veo siempre”. Nunca supe nada más de su vida ni de dónde era ni qué hacía. Pero cada vez que lo veía nos mirábamos, reíamos y coqueteábamos. Nunca pasamos de eso. Hablando con la Coté, nos acordamos de los amores NN de la Universidad. Yo tenía dos: modelito y Freckles. El primero sólo sabía que salía en diferentes publicidades a nivel nacional; y el segundo, tenía pecas. Bien penosa los miraba pasear por la U, sabía lo que les gustaba hacer, que iban siempre al gimnasio, que tomaban café con leche (no crean que soy loca, eso era porque los veía en la cafetería) y así un sinfín de datos sin importancia. Creo que ellos fueron parte importante de mi época universitaria porque pucha que me entretenía averiguar cosas de ellos.
Igual me hubiera encantado que me pasara la historia del video de Bad Day de Daniel Powter. Se los dejo al final de la nota.
¿Cuántas veces te enamoraste de un NN?