Foto vía tumblr
Tengo un rollo bien personal con los animales. No me considero animalista, ni soy completamente vegetariana, pero pienso que si los animales tienen sistema nervioso, es obvio que sienten dolor cuando les hacen daño. Por lo mismo, no me dejó indiferente la noticia de la chica australiana que decapitó a un ratón y exhibió su “hazaña” en su Facebook.
Un colega me mostró el link, porque conoce mi empatía por los animales. Sin embargo, me comentó el tema por mi “fanatismo”, ya que, para él, condenar a la australiana a trabajos comunitarios por haber matado un ratón resultaba una “exageración” y sabía que yo estaría de acuerdo con esa multa. Y obvio que lo estoy.
Creo que en ningún caso amonestar a alguien por matar a un animal es demasiado. Pienso que este planeta sería un lugar mejor si la gente se diera cuenta de que los animales tienen sentimientos y que si los matan, no es como apagar un computador. Ahora, por hablar de esto, pienso en otro tema: comer carne animal.
Es inevitable vincular ambos temas y aquí es cuando la gente dice que soy inconsecuente. Probablemente tengan razón, porque no encuentro argumentos para explicar por qué como carne y aún así sentirme una defensora animal. Digo a mi favor que no compro carne, no cocino, pero si salgo a un lugar y no me queda otra alternativa, puedo comer.
Por toda esta volada filosófica, no tengo mascotas y no comparto eso de comprar animales. Para mí, son como personas, seres con un mundo propio. Por eso, encuentro tremendo que la gente los cosifique, que crean que si matan a uno no pasa nada. Sí que pasa, hay dolor y, lamentablemente, sólo una pena de trabajo comunitario en países del primer mundo. Ojalá algún día acá en Chile se acuerden de ellos y les hagan leyes decentes.