Foto vía Anirudh Koul
Esto es un Trágame Tierra camuflado como historia de concierto. En la segunda visita de Oasis a Chile (2006), para variar no tenía un peso, pero moría por verlos. Mi idea fue ir al Velódromo del Estadio Nacional con cinco lucas en el bolsillo y probar mi suerte. Ya había entrado gratis a Pearl Jam, así que confiaba en mi estrella.
Entonces, estoy parada afuera del Velódromo con una amiga, cotizando entradas a los revendedores, cuando de repente llega Isabel Fernández con todo el equipo de Chilevisión. Con toda su cabezota roja, grita a los cuatro vientos que regalará entradas a quienes canten una canción de Oasis. Ésta es la mía, me dije. Y partí a exponerme al peor ridículo de mi vida.
“Yo canto, pero en serio me tenís que regalar una entrada” le dije, ella me prometió que sí. Perfecto. Me pongo a cantar Guanderguol (Wanderwall) frente a la cámara, con mi peor-mejor Inglés. Voy en la mitad, con mi falsete estrella, y esta bitch me dice “¿Has visto nuestra sección Mi Profe de Inglés?”. “No”, respondo, y ella “bueno, vela, porque tu Inglés apesta”.
Me hice en cima, la odié y le pedí mi entrada. La muy maldita me responde que canté tan mal, que no me va a dar nada. Quise arrancarle los cachos rojos y metérselos por donde más le doliera, pero me contuve. Me fui bufando y como el karma es justo, encontré un revendedor que nos dejó dos entradas en diez lucas. Así que entré igual y en medio del rock and roll olvidé el embrollo.
Al otro día, media molida y encañada, estaba con mi amiga en mi casa viendo tele y jugando cartas. De pronto, empieza Invasión, el estúpido programa de esta mala mujer. Lo primero que tiran es la nota de Oasis en Chile, que duró dos minutos y la mitad era yo cantando. Ahí me bajó la furia monumental, porque estaban usando mi imagen y ni siquiera me dieron una entrada.
Para peor, durante toda una semana -por messenger, en la calle, en clases- la gente me decía "oye, te vi en la tele". No, terrible. Puedo decir con propiedad que odio a Isabel Fernández y a toda la televisión que lucra con almas inocentes como la mía.