Es verdad, Facebook, Twitter y toda la magia de las redes sociales es lo mejor. Una forma rápida y efectiva de comunicarte con amigos, pololos, pinches, conocidos, gente de otros países…pero, dentro de todo hay que reconocer que la tecnología ha matado el romanticismo.
Una mítica costumbre era escribir cartas. Cuando en tiempos remotos los hombres debían ir a la guerra y se separaban de sus seres queridos, se escribían cartas periódicamente para estar al tanto de sus vidas; así como también para contarse lo mucho que se extrañaban y lo difícil que resultaba vivir separados.
Las personas se veían obligadas a recurrir a este tipo de comunicación, ya que era la única forma de revelar sus sentimientos. La distancia, a su vez, hacía que la gente se volviera aún más nostálgica y expresara lo que sentía casi como si estuviera escribiendo un poema. Al final, juntando todas esas cartas tenías en tu poder una gran novela romántica.
Ahora entre más corto el mensaje, mejor. He tenido varios pololos y casi que los tuve que obligar a que me escribieran cartas de amor. Estamos tan acostumbrados a que todo sea rápido, que no desarrollamos mucho el romanticismo.
Las cartas son un recuerdo tangible de que algo existió, de una experiencia quizás inolvidable. Personalmente me encantaría tener un cajón lleno de cartas de amor, donde él me contara en cada línea lo importante que soy; y después cuando sea viejita encontrarlas todas en un subterráneo, llenas de polvo, cuando ya no esté a mi lado y recordarlo mientras las leo. Qué romántico sería!
Ustedes ¿Han escrito cartas de amor? ¿Les gustaría recibir una?