Este fin de semana por fin tengo matrimonio. Y digo por fin, porque definitivamente, para mí, son el mejor carrete que puede existir. Además, soy romántica por excelencia y aún creo en el amor para toda la vida.
La ocasión es perfecta: los novios derrochan amor y están dispuestas a gastárselo todo por compartir su felicidad con sus parientes y amigos, y ahí entramos nosotros al baile, los que siempre estamos dispuestos a darlo todo.
A continuación mi ranking de las cinco razones de por qué las fiestas de matrimonio son las mejores:
-A diferencia de un carrete común y corriente, tú y todos se arreglan para la ocasión. Los hombres con corbata y terno tiran mucha más pinta, aunque formales y medios desordenados, también me gustan. Y qué decir de nosotras, que nos amononamos como si fuéramos a caminar por la alfrombra roja.
-La música es de lujo, y pasa por todos los estilos, desde los clásicos rock and roll de nuestros papás, hasta el axé que tanto disfrutamos en nuestra época Mekano. De reggeton, salsa y pachanga, ni hablar. Lo importante es que si no te matan estos hits, seguro tocarán otros más apropiados para ti.
-La comida es rica, y aunque ahora también se estila que los novios hagan invitaciones exclusivas para la fiesta, siempre sale algo rico para el bajón: tacos, completos, cabritas, puras cosas ricas, que se agradecen cuando son las 5 de la mañana y se te abre el apetito.
- Tienes la posibilidad de sacar el ramo. Este ítem es súper importante, porque aunque quieras casarte o no, llevártelo, es un honor en cualquier momento.
- Y si no agarraste el ramo, no importa, aún queda tiempo de soñar con el futuro: cuando sacas las tiritas de la torta se abre un montón de posibilidades, entre ellas anillo de compromiso y guaguas.
¿Y a ustedes les gustan tanto las fiestas de matrimonio?