Hay una especie de persona que odia y critica a la gente gorda. Sufren “gordofobia”. En general, se trata de flacas. Mujeres delgadas que en cuanto suben un kilo de peso, se sienten gordas y necesitan disminuir lo que subieron. Es bien paranoico.
Pese a que parece loco, se entiende: hay mucha presión social en cuanto al peso. En la tele, las mujeres hermosas son, en su inmensa mayoría, muy delgadas. Un modelo que se replica en la publicidad, en el cine y en las revistas.
Hacia donde miremos, hay alguna señal que nos dice que, para ser bellas, hay que ser flacas. Además de las señales, están las gordofóbicas. Al ser delgadas, no sólo sufren en cuanto les sale un poco de panza, también les gusta mostrar al resto que igual son flacas. Se ríen de los gordos y los critican.
Ser gordo, obeso, ya es un tema en sí mismo, porque la ecuación belleza = delgadez hace que la gente con sobrepeso sufra con su apariencia. Muchas veces, son personas que no tienen educación sobre hábitos alimenticios, sufren ansiedad o no pueden o no saben cómo cuidar su forma. Además, padecen enfermedades asociadas a la acumulación de grasa.
Entonces, además de padecer en silencio, son humillados por los gordofóbicos. Me parece muy mala onda. Este tipo de presiones conduce a conductas dañinas, gente con anorexia o bulimia, depresión, etc. No estar conforme con nuestro cuerpo y hacer notar a los demás sus defectos no trae nada bueno.
El peso ideal lo dicta un médico, no los estereotipos. Sepan que muchas modelos o mujeres de Hollywood están bajo su peso normal. ¿Debemos encontrar eso bello? Mantener un cuerpo sano, con un estilo de vida saludable no es lo mismo que ser extremadamente delgada. Basta de condenarnos. ¿No creen?